viernes, 26 de junio de 2015

¿Surrealismo de verano?


Los días y las semanas pasan volando y detalles como comprar tu billete de vuelta o empezar con el papeleo para subarrendar tu habitación te llevan a darte cuenta de que esto se está acabando.

Oficialmente ha llegado el verano, pero parece que tu querido Friburgo ha decidido llevarle la contraria al calendario volviendo a sus típicos nublados. Y es que a la ciudad con más horas de sol al año de Alemania le gusta engañar a locales y visitantes haciéndoles soñar con la llegada de un verano que no siempre viene para quedarse.

De nuevo Heidelberg,
¿quién diría que han pasado ya casi 9 meses?
Aunque haya hecho casi el mismo tiempo que en noviembre, la segunda visita de tus padres a Alemania (esta vez avisando) ha sido algo distinta. Tu relación con Friburgo (o, como dice tu madre, “con tu pueblo”) y con todo lo que le rodea ha cambiado, y eso se nota. Aunque sigue siendo posible perderse, esta vez al menos le puedes echar las culpas al GPS. Habéis aprovechado para visitar otras ciudades, algunas nuevas para ti, como Baden-Baden o Konstanz, y otras viejas conocidas de aquel periplo que empezó en octubre, como Heidelberg y Speyer.


Tras algo de estrés y mal tiempo, que tus padres terminen conociendo a algunos de tus compañeros de piso, a esos de los que en noviembre apenas te sabías el nombre, y que acaben todos bebiendo cerveza del Feierling en el balcón y conversando en una extraña mezcla de idiomas no puede ser más que genial.

El famoso Rummel,
o cómo convertir el patio de tu resi en una "velá"

Y es que al final le coges cariño a tu Littenweiler y no dejas que nadie se meta con él (salvo por supuesto tú misma). El muy esperado Rummel (fin de semana de fiestas de tu resi y lugar de encuentro para todas las criaturillas que en su día vivieron por allí) desde luego no te ha dejado indiferente. 

Y si encima una buena amiga vuelve a visitarte el surrealismo ya viene solo.



Y, como no, otras mil conversaciones de balcón. De lo absurdo a lo serio y viceversa. Empiezas a entender ese amor de los alemanes por los balcones, esa casi necesidad vital. Creo que todos necesitamos un balcón, en todos los sentidos.

Parece que hoy el sol ha regresado. ¿Se quedará esta vez?


domingo, 7 de junio de 2015

El surrealismo de lo cercano


Llevas ya un tiempo aquí, y tu inacallable Fernweh (ansia por conocer sitios nuevos) contraataca. 

¡A la rica Flammenkuchen!
Ya te has acostumbrado a los más peculiares productos alemanes: Rhabarber (Ruibarbo, sí, os habéis quedado igual, es una fruta-verdura que se usa un montón en repostería), Kohlrabi (según el diccionario se traduce como “colinabo”), Buttermilch (leche salada, esta última no te termina de convencer del todo, pero bueno...).

Ya sabes cocinar Flammenkuchen (plato por excelencia de la zona, una pizza con base de nata) y hacer Maultaschen (como unos raviolis gigantes) caseros. Ya has cumplido con el prototipo y has preparado sangría (por primera vez en tu vida) para los del piso.  Ya has estado en todo tipo de surrealistas WG-Party.

Sin embargo, sigue siendo posible perderse en tu Friburgo querido (tanto en el sentido metafórico como en el más real).



Pasear bajo el sol por la orilla del Dreisam en tu bienamado Littenweiler, que, a veces, por cercano, no te has dignado a explorar, puede ser un gran plan e incluso una buena solución en días des-inspirados.
Sangría, buen experimento veraniego

Además, el verano friburgués sienta bien, y toda la ciudad se lanza a disfrutar del sol como si no hubiera mañana, ya sea en barbacoa, picnic o en la modesta versión de sentarte en la terraza.

Ya tocaba también subirse al puente azul, plan para el que nunca encontrabas (o querías encontrar) tiempo. Porque a veces hay que subirse a los sitios, aunque te dé un poco de vergüenza que te vean intentándolo. Supongo que pasa lo mismo con tantas otras cosas.



Una fiesta en Vauban (el barrio más hippie-alternativo de Friburgo, en el que organizan lo que por aquí llamaríamos una “velá”) puede acabar con un interesante tour nocturno (o casi mañanero) por desconocidas líneas de tranvía.

Otro día, mientras vuelves de una barbacoa con tus gafas de sol, puede empezar a diluviar. Pero la pluie d’été tiene hasta su punto. Vino y lluvia desde el balcón.


En definitiva, siempre puedes encontrar surrealismo, ya sea lejos o en las pequeñas cosas que te rodean. Basta con saber mirar a tu alrededor con otros ojos. 

Por muchas sonrisas más, de esas que no se borran con desmaquillante.

"There is nothing new under the sun,
but there are a lot of old things we don't know
"
                                    Ambrose Bierce