Si
juntas la visita de una gran amiga con una ola de calor, el surrealismo vuelve
a estar asegurado. Pero vayamos por
partes:
Los Bächle y sus leyendas |
Cuando
piensas en la palabra “ola de calor” en Alemania te imaginas a unos cuantos
alemanes agobiados porque hace 30 grados. Error. Gran error. Julio, 2 de la
tarde, 40 grados en la calle. Dar clase a esas horas sin aire acondicionado ni
un mísero ventilador. Ir por los bares
casi mendigando porque le pongan hielo a la bebida (hielo que tras muchas súplicas
te dan como si fuese oro). Calor en la calle, calor en la universidad, en el
tranvía y en tu casa. Que todos te digan que como española deberías estar
acostumbrada. Explicar que en tu ciudad natal hace incluso más calor, pero que
todo está preparado para soportar esas temperaturas.
Por
suerte el calor es la excusa perfecta para alimentarse a base de helados, fruta
y yogur. Ríos, lagos, piscina o hasta
meter los pies en los “Bächle” (una
especie de mini-canales o arroyuelos que hay por las calles del centro) se
vuelven necesidades acuciantes.
Fruchtbecher,
receta para sobrevivir
a una ola de calor
|
Volver
a salir juntas por ese mismo país, pero más de tres años después, da para mucho.
Imposible no recordar esa semana en Berlín en la que nos creíamos mayores. Creo
que fue por entonces donde creamos nuestro peculiar concepto de “surrealismo”. Esa
seguridad y esas ganas de comerse el mundo, y, a la vez, esa ingenuidad. Ahora,
al salir de fiesta, no podéis evitar pensar que sólo hay críos en las
discotecas. A veces olvidamos que nosotras en su día también lo fuimos.
Hemos
crecido y no hay nada como una conversación de terraza para llegar a la
inminente conclusión: Tal y como escribió Pablo Neruda:
“Nosotros,
los de entonces, ya no somos los mismos”
Weinfest, recordando e improvisando |
Y es
que tampoco podemos pretender serlo. Las situaciones cambian y nos moldean. No
es mejor ni peor, simplemente distinto.
Pero
siempre quedan las visitas al Weinfest
y las barbacoas en pueblos más perdidos que tu Littenweiler. Música,
improvisación y surrealismo.
¿Y ahora?
Ahora te toca estudiar. En pleno julio y
por las noches. Como siempre al descompás del resto del mundo.
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